26 sept 2007

una noche en el desierto

Hoy más que cualquiera de los días pasados de estas dos últimas semanas, me he sentido priosinera. Atrapada en el estrecho camino que me lleva a "no-sé-donde".

He querido dejarlo todo... y a todos. Pero algo me detiene. Tal vez es la sensatez y la cordura de la adultez.

Quisiera tener la vehemencia del adolescente y poder darle la espalda a los sueños mundanos y tomar aquel camino que soñé. Ese camino, de cuyo horizonte se desprende el aroma cautivante de la libertad.

Libertad del alma. Pero ¿acaso ella podrá tener libertad mientras mi yo mortal viva en cautiverio?

Creo que lo que más me aflige es la lucha constante y diaria por tratar de parecerme a los demás. Mostrar responsabilidad y seriedad. "Hacer las cosas en serio". En mi mente sólo aflora una imagen: la de un ave escapando de su jaula. Con las alas nuevamente crecidas y lista para disfrutar del viento sobre su delicado rostro.

Tu imaginación poética me llevó, esta noche, a una dimensión que me gustaba visitar. Pero me vi obligada a regresar y me quedé con el sabor amargo de la nostalgia. Con la desilusión de quien sabe que ha perdido.

Yo, soñadora, me vuelvo cada vez más adulta y reniego conmigo misma cuando no puedo recordar como era ser niña.