9 nov 2009

Tipa

Hace un año, tal vez más de un año, compré una tipa en Lurín.

Regresar a mi casa con la tipa fue toda una odisea. Con tanta gente en el micro yo pensaba que la pobre plantita no llegaba viva. Felizmente llegó bien. Un par de días después, mi mamá se me adelantó y le pagó a un jardinero para que la sembrara. Me molestó un poco el hecho porque yo quería sembrarla, pero le agradecí de todos modos. Crucé la pista a la berma central donde estaba sembrada la tipa y mi enojo se acrecentó al ver que "mi" plantita no estaba en el medio del jardín, estaba muy hacia la pista. Pensé que ya no se podía hacer nada y decidí dejarlo todo ahí y verla crecer.

A los dos meses le habían salido un montón de hojas grandes y muy verdes. Estaba creciendo muy linda. Por aquella época me fui de viaje por trabajo. Ya no podía ver mi tipa pero le encargaba a la chica que limpiaba mi casa que la regara 2 veces por semana.

Un día, tres meses después cuando fui a visitar a mis padres, me di cuenta que mi tipa no estaba. Me dio muchísima pena. Sedapal fue a hacer mantenimientos a las cañerías y cavaron muy junto a la planta. Tan junto que desenterraron parte del arbolito. Ellos decidieron sacarlo y plantarlo más lejos de la zanja, es decir, en el medio, donde en realidad tenía que haber sido plantada. Pero estos señores no sólo tomaron una mala decisión sino que también arrancaron a la tipa tan brutalmente del suelo que dañaron sus raíces.

Replantarla no dio resultado. A los pocos días, me cuentan, la tipa se fue encorvando y sus hojas marchitando. Los jardineros municipales al verla así decidieron que era mejor sacarla. Eso hicieron, por segunda vez fue arrancada del suelo.

Al comienzo pensé: ¡bueno ya estaba muriendo, pobre! Pero en realidad creo que estuvo muriendo desde que la compré.