23 oct 2010

Viajando

Viajo muy a menudo. Lamentablemente, mis viajes no son de los que hay que subirse en un avión o bus. Mis viajes son mentales, imaginarios. Voy de un lado a otro. Hoy he estado viajando nuevamente por New York. He recorrido las autopistas en medio de los bosques. He llegado nuevamente a la casa de mi prima perdiéndome tal como me perdí hace más de un mes en mi viaje real.

Nunca he ido físicamente a Europa, pero también he recorrido las calles de París. He estado frente a la magia de la Fuente de Trevi. Sensacional. Sólo frustrada un poco por no poder respirar el aire de Europa, por no poder sentir ese aroma que haría mi viaje más completo.

Mañana, no sé si viajaré. Si viajo, no sé a dónde iré. Pero hoy, tengo que hacer un aterrizaje forzoso en el aeródromo de Nasca y empezar a trabajar de una vez.

29 ago 2010

Lentejas

Son un poco menos de cinco años los que han pasado desde que salí de la universidad. Sin embargo, me parece que fueran recuerdos de otra vida. Una vida en la que vivía, en general, alegre. Mi vida transcurría por un camino que en aquellos años parecía tener un rumbo muy diferente al que realmente tomó.

Yo tenía sueños grandes pero mi bolsillo le quedaba pequeño a esos sueños. La situación cambió a trabajar "por un tiempo" hasta a conseguir un ahorro que solventara mi futuro ideal. Un futuro que creía conocer.

Así llegué a donde estoy ahora, en una bifurcación del camino de 90°. En una pequeña sociedad donde el infierno es grande pero paga bien.

Aunque en esta ocasión no sé a donde me llevará este nuevo camino. He decidido seguirlo y aceptar mi plato de lentejas en pro de un futuro que no será ideal, pero quién sabe, que tal vez sea mejor.

24 may 2010

6 grados

...de temperatura? No, en la escala de Richter.
El sismo, sí.
Fue fuerte. Hubo ruido.
Todos salieron a las calles. Todos recordaron el terremoto de Pisco del 2007.
Temían que se repitiera el horror de hace tres años.
Sólo fue un susto.
Las líneas telefónicas celulares colapsaron. Era de esperarse.

14 may 2010

Hoy no quiero pensar

¿Por qué?
Porque a veces pensar duele, lastima, hiere.
Mucho, mucho, mucho.

29 abr 2010

Enfermos

Tal vez es una manera de controlar la superpoblación ya existente. Tal vez sea la manera en la que el mundo encuentra el balance. ¿Mueren más de los que nacen? ¿Nacen más de los que mueren? ¿Cuántos contraen enfermedades diariamente? ¿Cuántos tienen que intentar sobrevivir con una enfermedad a cuestas?

¿Sólo están enfermos o se preparan para morir? Nacemos con un fin, ¿es morir aquel fin?

Quiero seguir pensando que todos merecemos la oportunidad de tener una vida. Una vida llena de colores, de abrazos, de risas y sonrisas, de amor, de tristeza, de discusiones, de peleas, de calor, de frío, de paisajes hermosos, de conversaciones sin fin, de diálogos sin sentido, de sabores y olores.

Todo pasa por algo, pero ¿a quién le gustaría pasar por todo eso?

1 abr 2010

Estamos solos

La intuición la había llevado a pensar que había dado ese paso grande en su vida. Estaba casi convencida que finalmente había llegado el momento. Lo sentía en el fondo, o no tan en el fondo, de su ser. Tenía un poco de miedo. Miedo a lo desconocido, miedo a lo nuevo. Sin embargo, su corazón estaba hinchado de felicidad.

Un día, la invadió la incertidumbre. Quería estar segura de lo que ya estaba sintiendo. Realmente no necesitaba que nadie le comprobara nada, pero se dejó llevar por la obsesión de querer saberlo todo sin lugar a dudas.

Aquel carnicero disfrazado de médico le dijo todo lo contrario a lo que ella había pensado. No podía creerlo. Le pidió que buscara más. Nada. Tal vez la ilusión la había llevado a creer en algo que no existía. ¿Pero y todos esos cambios?

Un examen más. Táctil. Algo en su interior le dijo que no se lo permitiera. Pero no tuvo tiempo de negarse. Él ya había actuado. Su mano, auscultando, escudriñando, tocándolo todo tan agresivamente le resultaba tan desagradable que no pudo esconder su incomodidad. Al final de toda esa tortura no sólo se encontraba adolorida físicamente sino también mentalmente. Se sentía culpable por no haberlo detenido a tiempo. El resto del día no pudo dejar de pensar que había cometido un error. Que tenía que haber confiado en ella misma y en su intuición.

Al día siguiente, por la tarde, pudo comprobar las palabras del médico. En realidad, desde que despertó sintió que algo había cambiado. Sintió mucha pena, mucha cólera. Por la noche lloró un poco. Ya no había nada que hacer, ya era tarde.

7 mar 2010

Carta Póstuma

Por aquí las cosas están más que tranquilas. En otros tiempos, no podría estar aquí escribiéndote; tedría mucho trabajo y muy poco tiempo para pensar en ti. Después del accidente, nos tomamos un día y medio de luto. Sabes que en estos casos, es la autoridad competente quien da la orden de continuar.

No te despediste. Tu salida fue abrupta. Eso nos conmovió a todos. Todos han estado muy tristes. Extrañamos tu estridente voz .

Aquel día, se podía ver claramente la preocupación en el rostro de él. Estaba preocupado por ti pero también por él mismo. Ella tenía la mirada muy triste. La expresión en su rostro dejaba notar su incredulidad.

No he dejado de pensar en esa tarde junto al stand de los almuerzos. ¿Recuerdas cuando me hiciste esa invitación? Creo que pude haber sido yo la que se encontraba sentada junto a ti el día del siniestro. Ese pensamiento no me ha permitido seguir soñando. Ya no puedo escapar por las noches y eso me deprime. Me hace sentir más sola.

¿Aún sigues volando?

Esta vez cuidate mucho. Nos vemos pronto.

22 feb 2010

"Otra vez en el desierto, ¿te imaginas?"

No. No podía imaginarlo, sin embargo hoy lo vivo. Y también lo escucho.

Es una noche clara y nublada.
Los grillos son el coro de unos gallos sopranos muy desafinados y muy madrugadores.
A través de la cortina vecina, una imagen en la pantalla de un televisor.
Abajo (o arriba) la mujer grita frenética pasión.
A lo lejos, montañas de arena asoman tímidas las siluetas sinuosas.

Alguien está fumando en mi ventana.

16 feb 2010

Hace tiempo

Fui prisionera. No sé si era una guerra (si lo era, definitivamente era civil). Me encontraba en un país del medio oriente. Mucho calor. Mucha pobreza. Mucha violencia. Todos estábamos agrupados no sé con qué criterio. Éramos muchos y estábamos custodiados por hombres armados. Desde donde me encontraba podía ver a un hombre delgado tendido sobre la tierra, de cara al piso, muy mal herido. Un hombre junto a él portaba un gran fusil. Yo temía mucho por el hombre. Lo quería mucho. De pronto escuché gritos hacia mi izquierda, unos metros más allá. Uno de los custodios al parecer había perdido la paciencia con uno de los prisioneros. Le disparó. Esto originó una explosión. Fue pequeña, sin embargo fue suficiente para matar al hombre armado y herir a los que se encontraban cerca. Fue en ese momento que empezó una gran confusión. El resto de guardias se pusieron muy inquietos. Caminaban de un lado a otro sin saber qué hacer. Muchos de los prisioneros se pusieron de pie, al menos los que no se encontraban heridos. Aprovechando esta confusión empezé a alejarme arrastrándome sobre la tierra tibia. Quería llegar al final del grupo. Logré hacerlo y para este momento los guardias se encontraban ya muy molestos. Uno de ellos le disparó a alguien cerca a donde yo había estado. Nuevamente algo explotó. Pero esta vez, la explosión desencadenó otras explosiones simultáneas. Traté de levantarme pero por miedo a que me vieran regresé a mi posición original. Logré avanzar un poco y felizmente las explosiones no me hirieron. Se levantó una pared de polvo la cual aproveché para ponerme de pie y correr hasta el final del grupo de gente. Ahora me encontraba junto a unos árboles. Escogí uno de ellos para esconderme. No era suficiente. Tenía que agacharme una vez más. Desde ahí logré ver nuevamente a aquel hombre por quien sentía mucho cariño. Quería correr hacia él, pero era muy peligroso.

Una niña se me acercó y me dijo que sabía cómo salir. La seguí. Pasamos cerca a un grupo de niños prisioneros también. Eran al menos doce. La niña de cabello largo y piel canela corrió hasta un muro; junto al muro había una hendidura en la pared que pasaba desapercibida. Se detuvo, se colocó de costado a la pared y pasó por una ranura delgada. Yo hice lo mismo y entré a un túnel. No era muy ancho ni muy alto pero suficiente para una persona. La niña volteó y me dijo "corre". Corrí tras ella. Extrañamente el túnel no era muy oscuro. De alguna manera se mantenía vagamente iluminado con lo que imagino era luz natural. El túnel serpenteaba un poco antes de llegar a una puerta de madera improvisada con tablones anchos. La niña y yo la jalamos y tras ella había una segunda puerta que se habría hacia afuera. Al cerrar esa segunda puerta nos encontramos con una tercera puerta, pero ésta daba hacia una tienda. La niña salió primero. El dueño de la tienda era un señor delgado, de edad avanzada, no tenía mucho cabello pero sí un bigote muy cano. Yo me encontraba muy confundida pero él no pareció extrañarse al verme salir. La niña caminaba delante mío y la seguí hasta salir de la tienda.

Afuera el cielo estaba muy celeste. Miré hacia la puerta por la que habíamos salido y lloré. Me sentí libre e impotente. En mi mente podía ver al hombre delgado, su ropa polvorienta. Pensé en mil maneras de volver y traerlo conmigo. Lloré aún más sabiendo que no podía volver.

Algún tiempo después la niña y yo conversábamos y sonreíamos, vestíamos ropas muy limpias. Al pasar junto a una persona con una herida en el muñón en el que terminaba su pierna incompleta no pude evitar cerrar los ojos al recordar los horrores de tiempos pasados.

Era un día soleado muy hermoso. El camino de tierra se encontraba un poco húmedo por la lluvia de la noche anterior. La niña vestía de rojo. Caminamos una junto a la otra muy tranquilas cargando un cesto con muchas flores que iríamos a vender.

13 feb 2010

Curioso muy curioso

Caminaba entre mucha gente desconocida. Todos ellos miraban hacia un estrado. Probablemente alguien a quien ellos admiraban y adoraban estaba presentando un espectáculo muy interesante. Sin embargo yo caminaba de cara a ellos, mirándolos a todos. Me di cuenta que era la única que no compartía ese fervor.

Poco a poco me iba alejando de la multitud caminando en sentido contrario a ellos. Había estado tan concentrada en los rostros y reacciones de los demás que parecía haber olvidado que tenía en brazos a una niña. Era una niña pequeña, de aproximadamente un año de edad. Seguí caminando hasta llegar a unas bancas parecidas a las que se ven en las iglesias. Decidí sentarme en la penúltima banca y al hacerlo vi a un hombre alto y algo corpulento de pie junto a lo que parecía ser la puerta de entrada al local donde me encontraba. Nos miró a las dos.

Senté a la niña en mi falda. Me percaté de su piel algo cobriza y al mirarla a los ojos ella me sonrió. Ella inclinó su cuerpo hacia atrás y yo de manera muy natural y casi automáticamente levanté mi blusa y le di mi pecho para que se alimentara de él.

Lo extraño de esto es que al despertar tenía una sensación extraña, casi incómoda. Podía sentir la piel al rededor del pezón más sensible que nunca antes.

17 ene 2010

Desierto sin sol

Voy y vengo, yendo y viniendo, recorriendo los mismos pasos todos los días. Viendo las mismas tiendas, casi la misma gente. Hoy hubo algo diferente. Hoy vi a alguien que ofrecía predecir el futuro usando unas cartas muy desgastadas.

Lo primero que pensé fue que esta persona era un embaucador, un timador de los más cínicos, ofreciendo falsos servicios a plena luz del día. Pero luego pensé que sí me gustaría saber que me espera en algunos meses. Quisiera saber con certeza ¿cuánto tiempo pasará antes que logre mis objetivos más preciados? ¿cuánto tiempo pasará para poder sentirme segura y estable?

No quiero que este hombre me lo diga. No quiero que nadie me lo diga.

De pronto pienso que lo interesante del presente radica casualmente en ignorar el futuro. No conocer el camino a tomar porque la realidad es que en la vida uno podría encontrarse frente a momentos, situaciones que nos harían tomar el camino menos pensado.