20 mar 2011

...y fuimos expulsados del Edén

El cielo es increíblemente azul.
Un río corre incesante, interminable hacia el extenso océano.
Una cálida manta verde cubre el suelo alrededor.
Las aves encargadas de las melodías matutinas vuelan libres,
despreocupadas, acariciadas por el fresco aliento de la montaña.

A lo lejos se escucha un ruido que perturba la normalidad de este paraíso terrenal.
Animales y plantas observan atentamente a estos extraños. Creen que estos seres pueden ser parte de su mundo. Pero pronto los extraños extienden sus brazos y de ellos caen troncos muy largos y delgados que luego levantan y ponen de pie.

¡Confusión!

Nadie puede entender lo que sucede. Los extraños han construido casas muy grandes y poco a poco se adueñan de su paraíso. Pronto el río se empieza a secar en protesta.
El cielo se torna gris.
Los seres extraños han transformado todo a su alrededor.
Dejan un rastro mortal con cada paso.
El paraíso ya no es verde.
Las aves no cantan más.

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